A principios de la pandemia del COVID -19 nadie tenía a ciencia cierta de como este virus se transmitía, ni los científicos más experimentados lo sabían, eran tantas las hipótesis que cada uno tenía, que no sabíamos cómo protegernos, había veces que creíamos volvernos locos tanto así que no escuchábamos, ni veíamos las noticias., de la nada o poca información que recibíamos.
En lo que sí estuvieron de acuerdo todos ellos que, con una buena limpieza de manos, de ropa, de alimentos, de todo lo que tocábamos o rozamos nos podíamos proteger. Debíamos adquirir un buen habito de limpieza, hacerlo rutina para que sea efectivo y no teníamos la necesidad que gastar un dineral en productos de limpieza de marcas.
Ahora cuando vamos a los supermercados nos encontramos con un sinfín de productos y marcas cada uno para usos distintos, sin embargo y ante la necesidad de estar protegidos de este virus los productos más básicos de limpieza los que siempre han estado en nuestros hogares, como son la lejía y la pastilla de jabón.
La lejía es tan efectiva, y económica frente a los diferentes productos que están en el stand del supermercado ese que en su momento era el mayor tesoro en los hogares (enemigo de la ropa de color), y que en estos tiempos incluso llego a agotarse en los principales supermercados.
Por otra parte tenemos el jabón que con su la espuma hace que el virus desaparezca.
Sin embargo y aunque los organismos de salud no hallan evidencias para demostrar su contagio a través de las superficies inactivas hay que extremar las precauciones y hacer limpiezas regulares sobre todo si tenemos algún infectado en casa.
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